PSICOANÁLISIS E INTERDISCIPLINA (UN DESAFÍO A LA IMAGINACIÓN)
Jorge
H.Schvartzman*
Entiendo que es una
oportuna propuesta del Comité Editorial la posibilidad de intercambiar ideas
acerca del valor de la Interdisciplina para el desarrollo del Psicoanálisis.
Mis comentarios estarán
referidos no a la relación entre la práctica clínica y a la Psiquiatría, las
Neurociencias o las Ciencias Cognitivas sino a nuestro rol de profesionales
insertos y productores de Cultura haciendo Psicoanálisis Aplicado.Intentamos
con ese instrumento ocupar un lugar a través de la publicación de artículos,
libros y sobre todo en intercambios en mesas redondas, debates, presentaciones
entre psicoanalistas, filósofos, sociólogos, educadores, artistas plásticos,
escritores etc.los que analizan en esas reuniones desde sus propios campos
alguna situación actual o un hecho cultural.
Desde lo que recuerdo el
Psicoanálisis ha tendido a una actitud de encierro sobre sí mismo donde, salvo
excepciones, se ha refugiado en su teoría y en su práctica. En cambio otras
disciplinas en su desarrollo se han alimentado y enriquecido de la teoría
Psicoanalítica.
Si escuchamos con cuidado
notaremos que en el discurso de, por ejemplo, un crítico de cine, un sociólogo,
un filósofo se filtra algún concepto psicoanalítico. Sucede que toda la Cultura
actual está, mal o bien,
impregnada por el Psicoanálisis.En
realidad, ya sin diferenciación forma parte de ella. Sus propias teorías, sus
conceptualizaciones se han incorporado imperceptiblemente.
Me quiero ocupar en
relación con la Interdisciplina desde 3 aspectos, que son complementarios:
Lo que hace a nuestro enriquecimiento personal.
Al desarrollo de la
investigación.
A la difusión del
Psicoanálisis.
Acá quiero esbozar una
primera hipótesis: la teoría psicoanalítica ha sido aceptada firmemente por la
Cultura, la hemos cambiado, en cambio los analistas como protagonistas activos
de ella se han quedado afuera destinados sólo a ocuparse del ejercicio de su
profesión. Ya que he observado, a propósito de esto, con cierto malestar como
en mesas redondas, debates, encuentros el entusiasmo que suscitan en el público
presente la participación de personas dedicadas a otras disciplinas es mayor
que la que producen los psicoanalistas cuyo discurso muchas veces no se
entiende o no despierta interés.
Como ejemplo de lo que
creo que son mesas redondas interdisciplinarias creativas y exitosas voy a
citar dos:
La primera tiene como
centro una película siendo los panelistas un psicoanalista y un cronista
cinematográfico.
*Cabello 3565 10 B(1425)Bs.As.Argentina
4802-8524
artzman@ciudad.com.ar
4802-8525
El psicoanalista comienza
dando su interpretación acerca de las motivaciones inconscientes que llevan al personaje central a realizar las
acciones que describe la película, a su vez, posteriormente, el cronista
explica los planos cinematográficos utilizados por el director, su forma de
filmar, la iluminación utilizada. Los aspectos que el director se propuso
destacar.
Cuando le toca participar
nuevamente al psicoanalista, éste con mucha habilidad afirmando que va a hacer
un juego de imaginación, toma el argumento y su interpretación uniéndolo con la
manera en que fue filmada como elementos complementarios, convirtiendo al
director en el personaje principal, el que está hablando en la película sin
quererlo de sí mismo a través de la elección del argumento y su forma de
filmar.
De esta manera el
psicoanalista cambia totalmente la perspectiva de la presentación gracias a sus
conocimientos y sobre todo a su imaginación provocando interés acerca de sus
ideas en el público.
Otra mesa entre
novelistas y psicoanalistas. Recuerdo la presentación de un escritor donde éste
explicaba la búsqueda absoluta de precisión en las palabras en algunos
creadores y citaba el caso de Borges que en cierta oportunidad él decía: “No me gusta el Hombre de la Esquina Rosada
porque figura en ese cuento la palabra cuchillón”. Y seguían los escritores
comentando la necesidad o no de la exactitud. La mayoría destacaban su
preocupación por alcanzarla lo que a veces se les convertía en una
obsesión.
Cuando le tocó al
psicoanalista, éste mostró el sentido de esa necesidad aparentemente exagerada
de lo exacto, que también se puede dar en la pintura, donde el artista sabe que
esa es la pincelada justa y no otra. Y seguía diciendo que acá se juega la
fantasía de vencer por un segundo a la muerte, que la angustia de castración
con esa pincelada deja maravillosamente de existir. Así esa palabra se
convierte en un todo que hace desaparecer lo más temido. De ahí su inmenso placer.
Tengo muy presente la
conmoción que produjeron estos comentarios en el público y en los escritores
donde éstos en una segunda vuelta motivados por la intervención del
psicoanalista hablaron de sí mismos en su propia búsqueda de una imposible
totalidad.
Este comentario lo cito
por haber sido, y no es habitual, un momento de encuentro y complementación
entre los participantes al debate y los oyentes casi de insight público, algo
muy poco habitual en estas reuniones.
Y estas son los que
realmente hacen a la Difusión del Psicoanálisis.
Pero: ¿Porqué esto no es
frecuente?
¿Qué sucede?.¿No sabemos
hablar?. ¿No podemos comunicar nuestro pensamiento?.
Mi opinión es que ocurre
algo muy particular.
Con respecto a la
personalidad del Psicoanalista en contacto con especialistas de otras
disciplinas lo que he observado es la costumbre de citar frecuentemente a
Freud, parecería que para ser reconocido como psicoanalista fuera necesario
nombrarlo continuamente para avalar nuestras palabras. Tenemos un particular
Superyo Analítico mal entendido que nos hace ser extremadamente cuidadosos en
lo que decimos, en los gestos que hacemos, evitando la espontaneidad o el
humor.
Esto quita atractivo a
nuestro discurso.
Nos hace ser repetidores
de las escrituras despojándonos de lo que a mi juicio es lo esencial para
provocar interés y ser escuchados: la posibilidad de armar un discurso con
vuelo imaginativo.
Sobrevuela la idea
(errónea a mi juicio) que la búsqueda de un pensamiento independiente lleva a
la pérdida de la convicción psicoanalítica.
Todo esto lo planteo en
pos de recuperar un lugar que fue nuestro y ya no lo es, el de Referente
Cultural, alguien que puede hacer aportes a la Cultura y que es buscado para
conocer sus opiniones.
Digo esto porque el papel
del psicoanalista en su práctica es de levantar represiones, y de esto algo
sabemos.
¿Acaso alguna institución
social no está edificada sobre la base de la represión?.
Nosotros tenemos vocación
de ir más allá de las apariencias, de descubrir otra realidad.
Sabemos de la posibilidad
de dar otro sentido a las palabras y a los hechos.
Estoy convencido que las instituciones psicoanalíticas tienen que
incentivar los Encuentros Interdisciplinarios, no con el objetivo único de
desarrollar el Pensamiento Psicoanalítico, sino por otras razones:
Como personas que vivimos
y somos fruto de nuestras vivencias tenemos que abrevar en otras ideas
totalmente diferentes a las nuestras, donde necesitamos conocer otras maneras
de acercarse a la realidad, al sufrimiento humano y sobre todo gozar de otras
perspectivas.
Y aunque parezca
antipático no alcanza la teoría psicoanalítica si queremos ser transmisores del
Pensamiento Psicoanalítico.
Creo que acercarse a
otros conocimientos muchas veces produce el temor que se diluya nuestra
Identidad Psicoanalítica.
Pero también entiendo que
en la Difusión del Pensamiento Psicoanalítico está nuestro futuro: nos
insertamos en la Cultura, aprendemos a incluirnos en ella junto con otros
pensadores en los Grandes Debates o nos retiramos renunciando a la posibilidad
de ser escuchados y tenidos en cuenta.
Y eso es lo que sucede ahora.
Hay unos interrogantes
que me parecen necesarios estudiar entre nosotros conjuntamente con otras
disciplinas; sociólogos, filósofos e historiadores: ¿Tiene el Psicoanálisis
actualmente capacidad transformadora sobre la Sociedad?
¿Se ha agotado?.
Si es así, ¿ podemos
hacer algo al respecto?.
Este planteo tiene que
ver con una reflexión que se hace E.Roudinesco donde afirma que el
Psicoanálisis no es Curativo desde el saber médico sino Transformador lo que me
parece una exacta definición.
Pienso que su poder
transformador en lo individual sigue teniendo plena vigencia.
Pero: ¿Podemos pensar lo
mismo en relación con las sociedades? Y: ¿Quieren escucharnos?.¿Sabemos ser
escuchados?.
En relación con estas
preguntas y tratando de encontrar algunas respuestas recuerdo a Emilio Rodrigué
que comenta en su último libro como en sus comienzos profesionales en Buenos
Aires imperaba el fervor por el Psicoanálisis, el entusiasmo de los jóvenes por
escuchar hablar a los psicoanalistas y la convicción de éstos. Todo lo
podía el Psicoanálisis.
Hace bastantes años
contábamos en la Argentina con magníficos difusores de Psicoanálisis, Arnaldo
Rascovsky, Mauricio Abadi y otros; ellos ofrecían una diferente manera de
cuidar a los hijos, otra forma de pensar a las personas que sufrían de algún
tipo de trastorno psíquico pero también es cierto que se ocuparon sobre todo de
la prevención y de los tratamientos y menos de cuestiones culturales.
Todo esto fue revolucionario.
Tuvo poder transformador.
Nosotros, psicoanalistas tenemos una serie de aspiraciones: ser
escuchados, que nuestras opiniones basadas en la teoría y en la práctica sean
tenidas en cuenta, en la convicción que el pensamiento psicoanalítico puede dar
una mirada diferente a la cultura actual y, no es poca cosa, vivir del
ejercicio de nuestra profesión.
Sabemos que en este
momento se ha vuelto inciertas.
Para explicar esto mas
allá de los avatares económicos tengo algunas hipótesis: que ya no somos
novedad y que han cambiado los ideales colectivos
Una intervención
psicoanalítica no produce sorpresa, y sólo lo que consigue sorprender
actualmente resulta atractivo.
Considero que el éxito
que tuvo el Psicoanálisis fue debido a su papel revulsivo y cuestionador en la
sociedad.
Avalando lo dicho una
anécdota tragicómica: cuenta Héctor Timerman, el hijo del director del diario
La Opinión, que en la época de la represión llegan los militares al diario para
clausurarlo. Cuando Héctor les pregunta por qué lo cierran la respuesta fue:
“Nosotros estamos a favor de la organización y del orden, en cambio el diario
apoya al Psicoanálisis”.
Para el Imaginario
Popular los psicoanalistas representábamos el Desorden, el Escándalo.
Y por otro lado nos
encontramos con el Ideal Social que está puesto solo en los progresos de la
Ciencia.Vivimos en una época de Duda, se duda de todo, la única certeza es la
Ciencia.Sólo ella con sus creaciones puede sorprendernos y para muchos es lo único que con sus
avances puede lograr dar a la sociedad una vida mejor.
El Psicoanálisis tiene
sus bases en la Ciencia, pero en su práctica es humanista, teniendo contacto,
en mi opinión, con el Arte.Lo que nos coloca, actualmente, en una situación
incierta.
Pero para confirmar o no
estas hipótesis nuevamente tenemos que recurrir a un estudio interdisciplinario
con sociólogos e historiadores.
Sigue siendo válida la
idea que hacen falta múltiples saberes para interrogar a los problemas
complejos.
Se hace necesario
investigar que fuimos para la sociedad, donde estamos ahora y ver si se puede
esbozar un futuro.
Estoy convencido que sólo
lo puede acometer no los esfuerzos individuales y sí las sociedades
psicoanalíticas lo que permitiría diseñar políticas de planificación
institucional, repensar planes de estudio, buscar mas ajustadamente lugares de
inserción e inclusive orientar los futuros profesionales.
Hasta llegaría a pensar
en la inclusión de seminarios de formación para candidatos con un abordaje
interdisciplinario.
Todo lo expuesto hasta
aquí es una serie de propuestas e hipótesis, tengo la aspiración que sirvan
para ser estudiadas para comprobar, o no, su posible validez.
El momento actual nos
impone un desafío, tenemos que preservar nuestra teoría y nuestras
instituciones pero se hace necesario transitar, con imaginación, nuevos
caminos.
Creo firmemente que
dentro de estas temáticas se juega nuestro papel como integrantes de la
Cultura.
RESUMEN
A partir de la
descripción de algunos Encuentros Interdisciplinarios exitosos se presentan
dificultades en el desempeño de los psicoanalistas.
Se plantea la posibilidad
de recuperar el papel de Referente Cultural que según el autor los
psicoanalistas han perdido.
.
Se consideran una serie
de hipótesis e interrogantes referentes a la Cultura actual que pueden ser
respondidos sólo a través de Estudios Interdisciplinarios en las Instituciones
Psicoanalíticas.
BIBLIOGRAFÍA
Acevedo de Mendilaharsu
S.”La Interdisciplina”Revista Uruguaya de Psicoanálisis N 88 1988.
Issaharoff E.”:
Psicoanálisis y conocimiento contemporáneo; interdisciplina, posibilidades y
obstáculos”Revista Latinoamericana de Psicoanálisis Vol. 1 n 2.
Marina J.”Crónicas de la
ultramodernidad”Ed.Anagrama.
Rodrigué E.”: El libro de
las separaciones”Ed.Sudamericana.
Roudinesco E: “¿Por qué
el Psicoanálisis?”Ed.Paidós.
Dr.Jorge H.Schvartzman
Miembro Titular en función didáctica de la
Asociación
Psicoanalítica Argentina y Full Member de la International Psychoanalytical
Asociation.